Martes, 2 de abril de 2013.

Para empezar la semana de la literatura he decidido escribir una descripción, el estilo que peor se me da desde siempre. Me cuesta mucho reflejar una imagen formada en mi cabeza con palabras porque siempre intento que sea exactamente igual que como me lo imagino y al no conseguirlo lo fuerzo demasiado. De todas formas, se intentará hacer algo productivo.
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La luz del verano era fuerte la tarde que sacó aquella foto. El olor del líquido de revelar y la oscuridad rojiza de la sala siempre le había mareado, por lo que muchas de las fotografías que sacaba se quedaban olvidadas en el carrete, esperando a ver la luz algún día.
Cuando se secó vio que la imagen estaba mal enfocada. Hizo un pequeño chasquido con la lengua, pero la siguió observando. Había algo hipnótico en la mirada de la chica que le sonreía al objetivo, no podría saber exactamente el qué. Quizás sus pómulos marcados, quizás su piel ligeramente bronceada que parecía hecha de bronce. Los labios estaban ligeramente pintados, pero lo que de verdad daba color a aquella fotografía eran los ojos verdes de la muchacha, casi felinos.
La foto estuvo a punto de ser arrojada en la basura, pero decidió guardarla en un cajón y durante un tiempo aquella sonrisa de dientes color perla le persiguió todas las noches.
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¡Hasta mañana!